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domingo, 25 de enero de 2015

EL LIBRO DE LAS TIERRAS VIRGENES - Capítulo 4: Jefe de la manada

  Habían pasado ya 10 años desde que la manada de lobos aceptó, como a uno de los suyos, a un desprotegido niño humano.
En ese tiempo, el niño había crecido aprendiendo mucho: a escalar árboles, a evitar las trampas de los humanos, a hablar con todos los animales de la selva, a respetar la naturaleza y la Ley de la Selva. Incluso Bagheera le enseñó a cazar, pero le advirtió que nunca jamás debería matar a un toro, porque fue gracias a un toro que los lobos lo aceptaron en la manada.
Ahora que ya era más mayor, tomó su lugar en la Roca del Consejo, pero día a día se fue dando cuenta de que también los lobos, como le pasaba al resto de animales, le tenían miedo a la mirada de Mowgli como se la podían tener a cualquier otro humano.

Aún así, Mowgli vivía feliz. Sin embargo, muchas noches se escondía cerca del pueblo de los humanos, donde se dedicaba a espiarlos porque despertaban mucho su curiosidad.

Una tarde, Tabaqui el chacal fué a buscar a Mowgli para meterse con él, diciéndole que pronto Shere Khan acabaría con él.
Preocupada por esto, Bagheera se fue con el chico esa misma noche a cazar, para poder hablar Mowgli y ella a solas.
-Mowgli, tienes que tener mucho cuidado, Shere Khan se ha hecho amigo de los lobos más jóvenes de la manada - dijo la pantera.
-Mientras Akela sea el jefe de los lobos, el tigre no se atreverá a atacarte. Pero debes estar atento, porque Akela es ya muy viejo y cada vez le cuesta más cazar. Ya sabes que el día que intente cazar un gamo y falle, dejará de ser el jefe de la manada.
-Eso no pasará hasta dentro de mucho - rió Mowgli.
- ¡Tienes que prepararte, cachorro de hombre! estate seguro de que si los lobos se quedan sin jefe, el tigre aprovechará para matarte, porque los lobos jóvenes aún tienen mucho que aprender y Shere Khan los engaña con facilidad para que hagan lo que él quiere.

-Esto es grave entonces Bagheera, ¿qué puedo hacer? - preguntó el niño.
La pantera estuvo pensando un rato y de repente, tuvo una brillante idea. Le dijo que tendría que entrar en el pueblo de los hombres sin que estos lo viesen y robase la “flor roja”.
La flor roja era el nombre que los animales de la selva le daban al fuego, una de las cosas que más miedo le da a los animales junto al hombre.
En las manos de Mowgli, la flor roja lo protegería del tigre y de los lobos que se pusieran de su parte mejor de lo que podrían hacerlo Baloo, Kaa , Hermano Gris o cualquier otro de sus amigos.

Justo esa noche, mientras Mowgli iba a investigar en el pueblo humano, oyó a lo lejos a los lobos que estaban cazando, pedir que Akela intentase cazar a un gamo. Por los sonidos que escuchó el cachorro humano, entendió que Akela había fallado y los dos estaban en peligro. Apretando los puños muy fuerte, siguió corriendo hacia el poblado, pasando por su cueva antes para darle un abrazo a su madre Raksa.

Mowgli sabía que Akela estaría a salvo mientras los lobos no lo encontraran a él también, así que se dedicó a observar escondido tras unos arbustos, como una mujer metía un palo en el fuego para hacer una antorcha.
  Cuando la mujer se marchó y dejó a cargo del fuego a su hijo, Mowgli salió corriendo, le robó al niño el palo con fuego que tenía en las manos y salió corriendo mientras el niño gritaba por el susto.

El cachorro de hombre estuvo todo el día siguiente echando ramitas al fuego para que no se apagase, para así poder llevarlo a la reunión de la Roca del Consejo esa noche y salvar a Akela.

Al reunirse el consejo de lobos esa noche, Mowgli quiso matar a alguien al ver como su mayor enemigo, Shere Khan, estaba allí hablando como si fuera el jefe.
-¡Que hable el tigre! - aullaban los lobos más jóvenes.
- ¿Desde cuando un gato grande manda sobre la manada? - preguntó Mowgli con rabia.
- Bueno si no te gusta que hable yo, que hable antes Akela - dijo el tigre riéndose

Akela que estaba tumbado muy triste por dejar de ser el jefe de la manada, se puso en pie y dijo:
Sabéis que los lobos jóvenes hicisteis trampa para que fallase al intentar cazar al gamo.
Estaís en vuestro derecho de intentar matarme, pero por la Ley de la Selva, yo puedo pedir que me intenteis matar luchando de uno en uno.

Conforme terminó de hablar el viejo lobo, se hizo el silencio en la Roca del Consejo, nadie se atrevía a luchar él solo contra Akela.
-Dejadlo, total morirá de viejo dentro de poco - dijo Shere Khan - yo lo que quiero es que me entregueis al muchacho, si lo echais de la manada y no me dejais matarlo, huirá con los humanos para volver y atacarnos a todos.

-Aunque sea un humano, es nuestro hermano - dijo Akela - ha vivido con nosotros durante años, ha comido con nosotros, nos ha ayudado siempre que ha podido y ha cumplido la Ley de la Selva. No me extraña que le hagais caso a este estúpido tigre, si en vez de lobos sois unos perros cobardes.

  Bagheera se puso delante de Mowgli y dijo:
-Pagué un toro por la vida de este humano, ¿acaso no vais a respetar eso?.
-¡Lo pagaste hace 10 años pantera! - respondieron los lobos.
- Un toro dura un día, pero una promesa se debe cumplir siempre - dijo Bagheera enseñando los dientes - suerte tenéis de que ni Kaa ni Baloo estén hoy aquí.
  De repente, Akela dijo:
-Parecéis más perros que lobos. Si tan cobardes sois, perdonadle la vida al chico y prometo no luchar con vosotros cuando me intentéis matar.

Antes de que pasase nada, Bagheera le dijo a Mowgli en voz baja:
-Parece que tendremos que luchar, el único que nos puede salvar ya eres tú con la flor roja. Salva a Akela, el siempre te ha protegido.

  Mowgli entonces cogió de detrás de una roca la rama ardiendo que había escondido y grito:
- Si aquí no me queréis me marcharé con los que son como yo, con los hombres. Pero si decís que soy un hombre y no un lobo, mandaré como un hombre.
- Durante todo este tiempo, mis amigos me han enseñado que siempre hay que intentar hacer lo mejor, así que os prometo que cuando viva con los hombres no volveré para mataros. Pero como se os ocurra ponerle una pata encima a alguno de mis amigos, lo lamentareis.

  Después de decir esto, se acerco a Shere Khan y cogiéndolo de la cabeza, le acercó con la otra mano la rama con fuego a la cara.
El tigre agachó las orejas, en señal de que tenía mucho miedo.
- Escuchame tigre cojo, la próxima vez que vuelva aquí será porque te habré matado y traeré a la Roca del Consejo tu piel.

  Shere Khan se quemó uno de los bigotes con el fuego y salió corriendo mientras Mowgli les daba golpes con la rama al resto de lobos para que huyesen de allí también.
  Al final solo quedaron en la Roca del Consejo junto a Mowgli los pocos que habían defendido al chico: Bagheera, Akela, Hermano Gris y unos pocos lobos más.

Después de encargarle a la pantera que lo despidiese del resto de sus amigos cuando volvieran, el niño se fue a ver a sus padres lobos para decirles adiós antes de marcharse de la selva en busca de los hombres.

Pero esta, no sería la última vez que la selva de Seeonee oiría hablar de Mowgli...

miércoles, 21 de enero de 2015

EL LIBRO DE LAS TIERRAS VÍRGENES - Capítulo 3: El miedo

Hubo un tiempo, mientras Mowgli vivía entre la manada de lobos, en que la selva de Seonee pasó por una tremenda sequía. Como no había agua, la caza se fue alejando de la selva por lo que los animales cada día tenían más hambre y más sed.

En el único sitio donde quedaba agua suficiente aún era en el río Waingunga. Sin embargo ya no había un gran río como el año pasado sino más bien un hilo de agua en el que se podía medio beber. Todos sabemos que los animales necesitan beber varias veces todos los días y por eso Hathi el elefante, decidió subir a una roca que asomaba en mitad del río, que se llamaba la Roca de la Paz, para pedir con su enorme trompa la tregua del agua.

Según la ley de la selva, cuando un animal pide la tregua del agua, nadie puede atacar a otro animal mientras este se quede en una zona donde los animales puedan beber agua. Así pues, Hathi, como había hecho su padre 50 años antes, se convirtió en el guardián del agua y se quedó de vigilante para castigar a todo aquel que rompiese la tregua.

Una noche que el cachorro humano había ido a beber al río acompañado de Baloo y Bagheera, al ver al gran elefante Mowgli dijo:
- ¿Quién sería tan tonto de desafiar a Hathi? ¡es enorme y parece muy fuerte!
-Efectivamente, solo un loco se enfrentaría a ese elefante, además de ser fuerte, es muy sabio. ¡Por algo lo llaman el coronel! - Explicó Baloo

Mientras Mowgli se quitaba la sed, apareció Shere Khan riéndose porque había matado a un hombre.
Horrorizados, los animales de la selva le preguntaron por qué había hecho algo tan terrible, ya que cuando se mata a un hombre, el resto del pueblo cogen antorchas y palos y se dedican a buscar al animal asesino para darle su merecido.

Shere Khan empezó a limarse las uñas y con cara de malo dijo:
-Lo he matado simplemente porque estaba aburrido y no tenía otra cosa mejor que hacer.
Los animales retrocedieron con el miedo reflejado en sus caras mientras Baloo, Bagheera y Mowgli miraban al tigre cojo con cara de pocos amigos.

El tigre se echó a reír y se volvió hacia Hathi.
-¡Esta es mi noche! y tu lo sabes guardián del agua- dijo el tigre mientras se marchaba con la cabeza y la cola bien altas

Mowgli no entendía nada, ¿a que se refería ese estúpido tigre con que era su noche?
Hathi que vió la cara del pequeño niño dijo:
-Todos le tenemos miedo a los hombres, incluso a ti Mowgli aunque aún no seas del todo un hombre. ¿Sabeis por qué? yo os contaré la historia si os callais.
Y en ese momento ni el vuelo de los mosquitos se escuchó en la zona del río...

La historia que contó Hathi decía así:
Hace mucho, mucho tiempo, cuando la selva aún era joven y los animales acababan de llegar a ella, existió el primer elefante, que se hizo llamar Tha.
Tha no solo era el primer elefante, también fué quien creó la selva. Según las historias, allí donde Tha pisaba, crecía un árbol y por donde arrastraba la trompa se formaba un río.

En ese tiempo, todos los animales comían fruta y flores, eran todos amigos unos de otros, pero como pasa con los amigos, a veces no están de acuerdo y discuten.
Como el primer elefante estaba muy ocupado haciendo más grande la selva, decidió que el primer tigre sería el juez en las riñas entre animales. El primer tigre, del que no sabemos su nombre, era tan grande como un elefante y su pelaje era solo amarillo porque no tenía rayas como los tigres de hoy en día.

Hubo un día una pelea entre dos gamos y, mientras le contaban al tigre el problema los dos a la vez sin dejarse hablar uno a otro, sin querer uno empujo con los cuernos al primer tigre. El primer tigre dolido y enfadado se olvidó de que era el juez y mató al gamo de un bocado. Al probar el sabor de la sangre, el tigre se volvió loco y salió corriendo hacia los pantanos, más alla de la selva de Seonee.


En la selva, al quedarse los animales sin juez, poco a poco empezaron a haber cada vez más peleas. Al oír tanto escándalo, Tha el primer elefante, volvió preocupado y les pidió que le contasen que había pasado con el gamo muerto.
Como todos los animales le contaban la historia a la vez y estaban muy nerviosos, el elefante no se enteraba bien de todo por lo que decidió ordenarle a los árboles y el resto de plantas de la selva, que con sus ramas arañasen al animal responsable de matar al gamo, para saber quién había sido.

Aunque seguía enfadado con los animales, Tha nombró dueño de la selva al mono gris y se marchó a seguir con su trabajo.
El mono al principio era un buen rey, pero al rato se puso a hacer el tonto, o como su nombre indica... se puso a hacer el mono.
Terminó riéndose de los animales mientras se colgaba de los árboles y claro, en la selva todos acabaron insultándose.

Tha tuvo que volver otra vez y en esta ocasión se enfado muchísimo y les dijo:
-El primer dueño de la selva, el tigre os hizo mataros unos a otros y el segundo, el mono insultaros. ¡Ya me he hartado!, a partir de ahora sabreís lo que es el miedo y aprenderéis a cumplir la Ley de la Selva.
L
os animales no sabían lo que era el miedo y el elefantes les dijo que cuando lo encontrasen sabrían que... o quien era.

De todos los animales de la selva, los búfalos fueron los primeros en conocer el miedo, pues mientras pasaban por una cueva vieron un animal que vivía allí, al que nunca habían conocido. Ese animal, era el primer hombre y al resto de animales les daba mucho miedo acercarse a él.

  Mientras tanto, el primer tigre seguía escondido en los pantanos pero al llegarle rumores de que habían encontrado al hombre decide ir a matarlo.
  Al volver a la selva, los árboles empezaron a atacar al primer tigre con sus ramas, como les había ordenado Tha el elefante. Le pegaron tan fuerte ,que le hicieron un montón de rayas en el lomo, sobre su piel amarilla. Lo que el tigre no sabía, era que esas marcas, se quedarían ahí para siempre, y todos sus hijos y los hijos de sus hijos... las tendrían también.

Cuando el primer tigre llegó a la cueva donde vivía el hombre, lo encontró sentado sobre una roca. El hombre se volvió al escuchar un ruido y vió al tigre.
En el momento en el que sus miradas se cruzaron, el primer tigre tuvo mucho, mucho, muchísimo miedo y no pudo evitar salir huyendo.

Sin entender que pasaba, fué a preguntarle a Tha, el elefante. Este le explicó que por su culpa, al haber matado a un gamo, los animales de la selva ya no podían vivir juntos, sino que solo se juntaban los animales de la misma especie: los gamos con los gamos, los erizos con los erizos, los ciervos con los ciervos...porque tenían miedo de los demás.
Llorando, el tigre le pidió a Tha que le dejase volver a ser tan valiente como antes de matar al gamo.

Tha, que en el fondo era muy bueno, le dijo que durante una noche al año, el tigre no tendría miedo del hombre y podría matarlo, pero que cuando llegase ese día debería perdonarle la vida al hombre.

Pasó un año y el tigre estuvo esperando su noche sin poder quitarse de la cabeza el día en que podría mirar al hombre a los ojos y demostrarle que no le tenía miedo.
Cuando esa noche llegó por fin, el tigre fue a buscar al hombre y en vez de perdonarle la vida como le había pedido Tha, lo mato de un zarpazo.

En ese momento apareció Tha y gritando le dijo:
-Tigre eres un estúpido, al no hacerme caso has traído la desgracia a la selva porque has enseñado al hombre a matar.
- ¿Como puedes decir eso? ¿no ves que está ahí muerto? - preguntó el tigre.
-¡¡He matado al miedo!! rugió.
Tha se volvió hacia los árboles y mientras se iba le dijo:
- Idiota... crees que hay un solo hombre...? Tu noche ha terminado y con este nuevo día volverás a tenerle miedo al hombre.

Con esta frase, el elefante se perdió en la selva, cuando de repente de la cueva, surgió otro hombre que al ver a su amigo muerto, tirado en el suelo con un tigre enorme encima, cogió una lanza y se la tiró al animal.
La lanza se clavó en el lomo del tigre, que huyó mientras rugía de dolor por toda la selva.
Es por eso que,  desde ese momento, los tigres solo pueden matar hombres si los atacan a traición por la espalda o miran hacia otro lado cuando les muerden el cuello.

Con esto Hathi el elefante, terminó de contarles a Mowgli y a todos los animales que estaban en el río, la historia del comienzo de la selva y el por qué solo hay una noche en la que los tigres pueden mirar a los ojos de los hombres, sin tener miedo.

Allí estaban Baloo y Bagheera mirando como Mowgli pensaba en todo lo que les había contado Hathi esa noche, sin saber las aventuras que tendría que pasar el cachorro humano en el futuro, mientras Shere Khan siguiese cazando en la selva.
Pero esa... es otra historia.

EL LIBRO DE LA SELVA - Capítulo 2: La caza de Kaa

Mowgli llevaba ya varios años viviendo en la Selva de Seeonee, aprendiendo la Ley de Baloo. El gran oso, estaba muy orgulloso de  tener un alumno tan listo, y le había enseñado las palabras mágicas para pedir ayuda a todos los animales de la Selva.
De vez en cuando se acercaba Bagheera, la fuerte pantera negra a observar como aprendía la lección su niño mimado. Por su parte ella le enseñaba a moverse por los árboles, a nadar y a cazar.

Un día Mowgli oyó voces en lo alto de los árboles y vio a los monos Banderlog, el pueblo sin ley, e hizo amistad con ellos. Le dieron de comer, lo llevaron a lo alto de los árboles y le dijeron que un día sería su jefe y les enseñaría a fabricar chozas con ramas, ya que a Mowgli se le daba muy bien tejer las ramas.

Cuando Baloo y Bagheera se enteraron se enfadaron mucho con Mowgli, puesto que los Bandar-log no eran buena compañía para el muchacho.
-Son el pueblo sin Ley! -bramó Baloo- no saben hacer nada bueno, y tampoco lo intentan. No tienen jefe, no saben organizarse... Presumen y dicen que son el pueblo más importante de la Selva, hacen grandes planes... pero con ver volar una mosca se les olvida y se dedican a pelearse, a quitarse piojos. Por eso los demás Pueblos los ignoramos. ¿Me habias oido alguna vez hablar de ellos?
-No -contestó Mowgli.
-El Pueblo de la Selva no habla nunca de ellos -continuó Baloo- son muchos, malos y sucios. Lo único que les gustaría es que nos fijáramos en ellos...
Todos los animales de la Selva tenemos prohibido estar con ellos -dijo Bagheera mirando fijamente a Mowgli.

Más tarde, mientras se echaban la siesta, los monos raptaron a Mowgli y se lo llevaron con ellos, a lo alto de los árboles. Baloo y Bagheera se despertaron con los gritos del niño e intentaron impedirlo, pero ya era demasiado tarde... Mientras lo llevaban a toda prisa de árbol en árbol, se cruzó con Rann el milano, y le pidió que avisara a sus amigos:
-Sigue mi pista -gritó- avisa a Baloo y Bagheera, de la selva de Seeonee, diles que me llevan a las Moradas Frías.

Por su lado, Baloo y Bagheera decidieron ir a pedirle ayuda a Kaa, la serpiente pitón, pues sabían que no había ningun animal en toda la selva que asustara tanto a los monos como ella. Kaa estaba enfadada con los monos Bandar-log porque la llamaban gusano amarillo sin patas, y además tenía mucha hambre, asi que decidió ayudar a los dos amigos a buscar a Mowgli. Justo entonces los vió Rann, el milano, y bajó de los cielos a contarles a donde habían llevado al humano.

Los monos se habían llevado a Mowgli a las Moradas Frías, una ciudad en la que antes vivía un gran Rey pero que ahora, estaba abandonada, sólo la visitaban los monos. Intentaron que el cachorro humano les enseñara a tejer las ramas para hacerse chozas, pero como eran un poco torpes se cansaron muy rápido de él y empezaron a buscarse pulgas y a estirarse de la cola unos a otros.


.
Cuando se hizo de noche Mowgli tenía ya mucha hambre, pero no pudo comer nada, ya que a los monos que se la traían, se les olvidó lo que tenían que hacer por el camino y se dedicaron a pelearse. Así, el muchacho decidió huir de esa ciudad, en la que no había mas que locos y encima no podía comer nada.

Al llegar a las murallas, unos monos que estaban vigilando lo pararon y le preguntaron que por qué no quería vivir con ellos:
-¡Somos el pueblo más importante de la Selva! ¡Todos nos admiran, todos quieren ser como nosotros!
Mowgli no tuvo más remedio que dar media vuelta pensando:
-Ya quisiéran ellos ser los más importantes,¡si hasta huelen mal!
Mientras, Kaa y Bagheera acababan de llegar a las murallas de la ciudad. Baloo aún estaba de camino porque, al ser más grande y pesado no podía correr tan rápido como la serpiente y la pantera.
-Tú ataca primero -le dijo Kaa a la pantera- tú los entretendrás y yo les atacaré por detrás cuando menos se lo esperen.

A Bagheera le pareció bien y empezó a correr hacia donde estaban todos los Bandar-log reunidos con el niño humano.
En cuanto vieron a la pantera los monos tiraron a Mowgli a un agujero para que no pudiera rescatarlo. Dentro del agujero vivían muchas cobras, pero gracias a las Palabras Mágicas que Baloo le había enseñado a Mowgli, pudo hablar con ellas para que no le hicieron daño.
Mientras, Bagheera peleaba con los monos. Aunque era muchísimo más fuerte que cualquiera de ellos, le atacaban todos a la vez, por todos lados, y no podía abrirse paso hasta donde habían lanzado a Mowgli.

Poco a poco, los monos le iban ganando terreno, por lo que la pantera decidió lanzarse a una balsa de agua donde los monos no se atrevían a seguirla para así poder descansar mientras Baloo llegaba.
Cuando más desesperada estaba, oyó la voz del oso:
-¡Bagheera! ¡Ya estoy aquí! ¿Donde está Mowgli?
Nada más llegar, el oso desapareció bajo una montaña de monos que le intentaban morder por todos lados. Aunque Baloo era muy fuerte, los monos eran unos cobardes que atacaban de cien en cien, por lo que incluso el oso, que no paraba de dar zarpazos a todos lados, conseguía darles a todos.
De repente apareció Kaa, callada y silenciosa, a su paso los Bandar-log huían como locos gritando:
-¡Es Kaa! ¡Es Kaa! ¡Huid!

Entre los monos eran habituales las historias sobre la serpiente, que solía almorzar monitos despistados. Es más, ninguno que se hubiera encontrado con ella lo había contado.
Así pudo Baloo respirar un poco, y Bagheera salir de la balsa de agua. A pesar de su valentía estaban los dos llenos de heridas y no podían más. Entonces Kaa abrió la boca y produjo un largo silbido, que hizo que se quedaran todos los monos como paralizados.
-Saca a Mowgli de la trampa ya, que yo no puedo hacer más, no vaya a ser que nos vuelvan a atacar -susurró Bagheera, que estaba en las últimas.
-¡Aquí! -gritó el humano- el techo está muy alto y no puedo subirme.
-¡Daos prisa! -dijeron las serpientes del agujero- se mueve mucho y nos está pisando.
Así que se acercó Kaa a la pared de la trampa y de dos cabezazos tiró la pared. Mowgli salió corriendo a abrazar a Bagheera y Baloo, que tan preocupados estaban por él.

-Muchas gracias -le dijo a la serpiente, inclinándose- lo que yo cace en la Selva a partir de ahora será para ti cuando tengas hambre.
-Mil gracias a ti, muchachito -sonrió la serpiente- ahora es hora de que empiece la danza... la Danza del Hambre de Kaa.
Entonces empezó a enroscarse y a mover la cabeza de un lado a otro, mientras miraba a todos fijamente y emitía silbidos. Tanto los monos como el oso y la pantera se quedaron quietos, sólo mirando a la serpiente, que dijo:
-Bandar-log, acercaos, ¡venid aquí!

Todos empezaron a acercarse a la serpiente, sin poderse resistir. Entonces Mowgli agarró a Baloo y Bagheera y tiró de ellos. Parecía que habían despertado de un sueño. Como se imaginaban lo que iba a pasar se fueron, dejando a Kaa que tenía hipnotizados a los monos  para comerselos.

Aunque estaba contento de que lo hubieran rescatado, Mowgli no acababa de estar del todo feliz: había desobedecido la Ley de la Selva y sus amigos estaban llenos de heridas y golpes, por lo que se merecía un buen castigo. Aunque a Bagheera le apenaba pegar a su niño mimado, Mowgli aceptó como un hombre la media docena de golpes que le dió la pantera, no muy fuertes, pero que a Mowgli le parecieron toda una paliza.
Entonces miró fijamente a sus dos compañeros y dijo muy serio:
-Prometo no volver a juntarme con los Bandar-logs.


EL LIBRO DE LA SELVA - Capítulo 1: Mowgli entra en la manada

Hace mucho, mucho tiempo, en la lejana selva de Seeonee, vivía una pareja de lobos con sus lobatos. Una noche, mientras papá Lobo se preparaba para ir de cazar, apareció Tabaqui el chacal, que como siempre, había ido a la cueva de los lobos a molestar.

-          ¿No puedes dejarnos en paz, chacal? Preguntó papá Lobo.
-          Vengo a contarte que Shere Khan, el tigre ha venido por esta zona de Seeonee a cazar. Le contó Tabaqui entre risas, mientras a lo lejos se escuchó el rugido del tigre.
-          La ley de la Selva lo obliga a avisar con tiempo, este es nuestro territorio y él no puede cazar aquí. Vete y dile a Shere Khan que no es bien recibido ni en nuestra cueva, ni en esta parte de la selva.
Cuando Tabaqui escuchó esto, pensó que lo mejor era huir pues sabía que quien así había hablado era Raksha, la mama Lobo y sabía que era mejor no hacerla enfadar, puesto que era muy fuerte y buena cazadora y de ahí su nombre, Raksha, que quería decir Demonio.

Durante toda la noche, los lobos estuvieron oyendo como Shere Khan rugía mientras intentaba cazar. Papá Lobo salió de la cueva a curiosear y encontró a un niño muy pequeño al que llevó a la cueva para protegerlo de Shere Khan y se puso a jugar con los lobatos.
-          Es… ¡¿un niño humano?! Dijeron los lobos sorprendidos.
-          ¡Ese niño es mi comida! Gritó el tigre Shere Khan desde la entrada de la cueva.- sus padres han huido pero a este niño pienso comérmelo.

Como el niño era tan pequeño y se llevaba tan bien con sus hijos Raksha la mama lobo quiso quedárselo y cuidarlo como si fuera hijo suyo. Pero como todas las mamás hacen, tuvo que proteger a su nuevo hijo, pues el tigre se lo quería comer.
-          El cachorro humano es mío, y vivirá para correr junto a nuestra manada, además será el que algún día te cace a ti maldito tigre. Así que apártate fiera chamuscada, o te aseguro que te irás más cojo aún de lo que ya estás.
Shere Khan, que en el fondo era un cobarde, no tuvo más remedio que huir, no sin antes advertirles que el resto de lobos de la Roca del consejo jamás querrían cuidar de un niño humano y, en ese momento… él se lo comería.

A partir de ese día el niño humano fue conocido como Mowgli, que quiere decir rana (ya que era un cachorro sin pelo en el cuerpo) y estuvo viviendo con los lobos en su cueva.

Conforme pasaba el tiempo, papa Lobo se preocupaba más y más, pues sabía que en la siguiente luna llena tendría que ir con su familia a la Roca del consejo, una gran roca donde se reunía el consejo de lobos para tratar temas importantes para la manada, como por ejemplo presentar a los nuevos lobatos al resto de lobos.
  • ¿Crees que aceptarán a Mowgli los viejos lobos
  • No lo sé papa Lobo, pero de lo que estoy segura es de que lo protegeré si intentan hacerle daño.     Respondió Raksa.
El día de luna llena llegó por fin y la manada se reunió en la Roca del consejo, donde uno a uno, los padres fueron enseñando a sus lobatos para que todos los lobos supiesen que sus hijos eran miembros de la manada.

Allí estaba Akela, el jefe de los lobos, que tumbado en lo alto de la roca les decía a todos que se fijasen bien pues esos lobatos eran ahora miembros de la manada y, según la Ley de la selva, debían cuidarlos.
Al final le llegó el turno a Mowgli, por lo que papa Lobo lo puso en el centro para que todos pudiesen verlo bien. El niño sin mostrar ningún miedo o temor se puso a jugar con unas piedras que había allí, sin saber el peligro que corría.
-¡Ese niño es mi presa, vengo a reclamar lo que me pertenece! Rugió Shere Khan, que había aparecido de repente. – el niño no pertenece a la manada de lobos así que ¡entregádmelo!
- El jefe de la manada soy yo y tú, tigre cobarde no eres quien para decirnos quien pertenece a la manada y quién no así que lárgate de aquí. Dijo Akela con autoridad.

A pesar de que Akela había hablado con voz firme y potente, algunos lobos más jóvenes preguntaron que por qué un niño humano tenía que entrar en la manada, pues no era un lobo.
Para solucionar esto, Akela recordó que según decía la Ley de la selva, como algunos lobos se oponían a aceptar a Mowgli, para que este pudiese entrar a formar parte de la manada dos miembros de la manada debían defenderlo pero no podían ser ni su padre ni su madre.

Cuando mama Lobo pensaba que nadie defendería a su hijo se oyó de repente:
-Yo defenderé a este pobre niño, es pequeño, no tiene miedo y mirad todos, esta jugando sin molestaros a ninguno. Es más, yo seré su maestro.
Quien había hablado era Baloo, el único miembro de la manada que no era un lobo, pues Baloo, grande y perezoso, era un oso pardo.
Aún con la ayuda de Baloo, hacía falta alguien más que defendiese a Mowgli.

- Yo no pertenezco a la manada, pero la Ley de la selva permite comprar un voto ofreciendo algo a cambio.
La sombra oscura que hablaba era Bagheera la pantera negra. Todo el mundo conocía a Bagheera, y a nadie le gustaba atravesarse en su camino, puesto que era astuta, atrevida y fuerte. La manada guardó silencio para escuchar el trato que la pantera les iba a ofrecer.
- Matar a un cachorro humano es una vergüenza, además puede seros muy útil en la caza cuando sea mayor. Ofrezco un toro gordo que acabo de cazar cerca de aquí si aceptáis al cachorro humano.

Los lobos aceptaron el trato y como Mowgli había sido defendido por dos animales, fue admitido en la manada de lobos, muy a pesar de Shere Khan que se marcho rugiendo enfadado por no haber conseguido comerse al niño, ya que no era tonto y sabía que él solo no podía enfrentarse a los lobos, a Baloo y a Bagheera todos juntos porque perdería seguro, en su lugar esperaría pacientemente hasta que tuviera oportunidad de comerse a Mowgli.