Visitantes de nuestra página

domingo, 25 de enero de 2015

EL LIBRO DE LAS TIERRAS VIRGENES - Capítulo 4: Jefe de la manada

  Habían pasado ya 10 años desde que la manada de lobos aceptó, como a uno de los suyos, a un desprotegido niño humano.
En ese tiempo, el niño había crecido aprendiendo mucho: a escalar árboles, a evitar las trampas de los humanos, a hablar con todos los animales de la selva, a respetar la naturaleza y la Ley de la Selva. Incluso Bagheera le enseñó a cazar, pero le advirtió que nunca jamás debería matar a un toro, porque fue gracias a un toro que los lobos lo aceptaron en la manada.
Ahora que ya era más mayor, tomó su lugar en la Roca del Consejo, pero día a día se fue dando cuenta de que también los lobos, como le pasaba al resto de animales, le tenían miedo a la mirada de Mowgli como se la podían tener a cualquier otro humano.

Aún así, Mowgli vivía feliz. Sin embargo, muchas noches se escondía cerca del pueblo de los humanos, donde se dedicaba a espiarlos porque despertaban mucho su curiosidad.

Una tarde, Tabaqui el chacal fué a buscar a Mowgli para meterse con él, diciéndole que pronto Shere Khan acabaría con él.
Preocupada por esto, Bagheera se fue con el chico esa misma noche a cazar, para poder hablar Mowgli y ella a solas.
-Mowgli, tienes que tener mucho cuidado, Shere Khan se ha hecho amigo de los lobos más jóvenes de la manada - dijo la pantera.
-Mientras Akela sea el jefe de los lobos, el tigre no se atreverá a atacarte. Pero debes estar atento, porque Akela es ya muy viejo y cada vez le cuesta más cazar. Ya sabes que el día que intente cazar un gamo y falle, dejará de ser el jefe de la manada.
-Eso no pasará hasta dentro de mucho - rió Mowgli.
- ¡Tienes que prepararte, cachorro de hombre! estate seguro de que si los lobos se quedan sin jefe, el tigre aprovechará para matarte, porque los lobos jóvenes aún tienen mucho que aprender y Shere Khan los engaña con facilidad para que hagan lo que él quiere.

-Esto es grave entonces Bagheera, ¿qué puedo hacer? - preguntó el niño.
La pantera estuvo pensando un rato y de repente, tuvo una brillante idea. Le dijo que tendría que entrar en el pueblo de los hombres sin que estos lo viesen y robase la “flor roja”.
La flor roja era el nombre que los animales de la selva le daban al fuego, una de las cosas que más miedo le da a los animales junto al hombre.
En las manos de Mowgli, la flor roja lo protegería del tigre y de los lobos que se pusieran de su parte mejor de lo que podrían hacerlo Baloo, Kaa , Hermano Gris o cualquier otro de sus amigos.

Justo esa noche, mientras Mowgli iba a investigar en el pueblo humano, oyó a lo lejos a los lobos que estaban cazando, pedir que Akela intentase cazar a un gamo. Por los sonidos que escuchó el cachorro humano, entendió que Akela había fallado y los dos estaban en peligro. Apretando los puños muy fuerte, siguió corriendo hacia el poblado, pasando por su cueva antes para darle un abrazo a su madre Raksa.

Mowgli sabía que Akela estaría a salvo mientras los lobos no lo encontraran a él también, así que se dedicó a observar escondido tras unos arbustos, como una mujer metía un palo en el fuego para hacer una antorcha.
  Cuando la mujer se marchó y dejó a cargo del fuego a su hijo, Mowgli salió corriendo, le robó al niño el palo con fuego que tenía en las manos y salió corriendo mientras el niño gritaba por el susto.

El cachorro de hombre estuvo todo el día siguiente echando ramitas al fuego para que no se apagase, para así poder llevarlo a la reunión de la Roca del Consejo esa noche y salvar a Akela.

Al reunirse el consejo de lobos esa noche, Mowgli quiso matar a alguien al ver como su mayor enemigo, Shere Khan, estaba allí hablando como si fuera el jefe.
-¡Que hable el tigre! - aullaban los lobos más jóvenes.
- ¿Desde cuando un gato grande manda sobre la manada? - preguntó Mowgli con rabia.
- Bueno si no te gusta que hable yo, que hable antes Akela - dijo el tigre riéndose

Akela que estaba tumbado muy triste por dejar de ser el jefe de la manada, se puso en pie y dijo:
Sabéis que los lobos jóvenes hicisteis trampa para que fallase al intentar cazar al gamo.
Estaís en vuestro derecho de intentar matarme, pero por la Ley de la Selva, yo puedo pedir que me intenteis matar luchando de uno en uno.

Conforme terminó de hablar el viejo lobo, se hizo el silencio en la Roca del Consejo, nadie se atrevía a luchar él solo contra Akela.
-Dejadlo, total morirá de viejo dentro de poco - dijo Shere Khan - yo lo que quiero es que me entregueis al muchacho, si lo echais de la manada y no me dejais matarlo, huirá con los humanos para volver y atacarnos a todos.

-Aunque sea un humano, es nuestro hermano - dijo Akela - ha vivido con nosotros durante años, ha comido con nosotros, nos ha ayudado siempre que ha podido y ha cumplido la Ley de la Selva. No me extraña que le hagais caso a este estúpido tigre, si en vez de lobos sois unos perros cobardes.

  Bagheera se puso delante de Mowgli y dijo:
-Pagué un toro por la vida de este humano, ¿acaso no vais a respetar eso?.
-¡Lo pagaste hace 10 años pantera! - respondieron los lobos.
- Un toro dura un día, pero una promesa se debe cumplir siempre - dijo Bagheera enseñando los dientes - suerte tenéis de que ni Kaa ni Baloo estén hoy aquí.
  De repente, Akela dijo:
-Parecéis más perros que lobos. Si tan cobardes sois, perdonadle la vida al chico y prometo no luchar con vosotros cuando me intentéis matar.

Antes de que pasase nada, Bagheera le dijo a Mowgli en voz baja:
-Parece que tendremos que luchar, el único que nos puede salvar ya eres tú con la flor roja. Salva a Akela, el siempre te ha protegido.

  Mowgli entonces cogió de detrás de una roca la rama ardiendo que había escondido y grito:
- Si aquí no me queréis me marcharé con los que son como yo, con los hombres. Pero si decís que soy un hombre y no un lobo, mandaré como un hombre.
- Durante todo este tiempo, mis amigos me han enseñado que siempre hay que intentar hacer lo mejor, así que os prometo que cuando viva con los hombres no volveré para mataros. Pero como se os ocurra ponerle una pata encima a alguno de mis amigos, lo lamentareis.

  Después de decir esto, se acerco a Shere Khan y cogiéndolo de la cabeza, le acercó con la otra mano la rama con fuego a la cara.
El tigre agachó las orejas, en señal de que tenía mucho miedo.
- Escuchame tigre cojo, la próxima vez que vuelva aquí será porque te habré matado y traeré a la Roca del Consejo tu piel.

  Shere Khan se quemó uno de los bigotes con el fuego y salió corriendo mientras Mowgli les daba golpes con la rama al resto de lobos para que huyesen de allí también.
  Al final solo quedaron en la Roca del Consejo junto a Mowgli los pocos que habían defendido al chico: Bagheera, Akela, Hermano Gris y unos pocos lobos más.

Después de encargarle a la pantera que lo despidiese del resto de sus amigos cuando volvieran, el niño se fue a ver a sus padres lobos para decirles adiós antes de marcharse de la selva en busca de los hombres.

Pero esta, no sería la última vez que la selva de Seeonee oiría hablar de Mowgli...

No hay comentarios:

Publicar un comentario